LIBRO: CONVERSACIONES CON EL POETA INDIO EFRAÍN MIRANDA
AUTOR: Mario Mayhua Quispe
EDITORIAL: Juan Gutemberg Editores Impresores E.I.R.L.
Primera Edición: 2011, Lima, 112 páginas.
Venta: En el CENDOC del Gobierno Regional de Puno.
-Aludiendo
a los neocolonizadores: “Somos animales en sus concepciones sociales,
filosóficas, mercantiles; / somos los últimos elementos vivos / de las
experiencias milenarias, con el cuerpo -todavía-, / pegado a las rocas. // La
poca luz que producimos / la apagan tal como a una mecha de cebo”.
Sí, eso es
una verdad. Un gringo no puede hablar con un indio, pero con un misti criollo
sí, porque es su guía. Después de que ha hecho estas construcciones ciclópeas
de piedra, ¿dónde está ese indio? Viene a buscarle el turista y no lo
encuentra; encuentra a un esclavo y un sirviente. Va a la oficina de turismo
que administra estos bienes y riquezas arqueológicas, no encuentra un indio,
está en poder de descendientes españoles, en poder de mestizos y ¿dónde está
pues el constructor, el que tiene todo el derecho de explotar eso? Lo encuentra
en la calle, será chofer, vendedor en un puestito en el suelo, cargador, lo
encuentra así, y se queda asombrado, cómo España en 500 años lo ha reducido a
la nada. El criollo y su descendencia administran las riquezas y los bienes que
ha dejado el Tawantinsuyo, ellos sí lo explotan, pero al indio qué le van a dar
un trabajo, un empleo, no le dan. Ellos siguen apoderándose, la conquista sigue
todavía en expansión, el virreinato todavía sigue en expansión, al usufructuar
lo que el indio ha dejado. (p. 44).
-Señor
Efraín, en Cusco, debajo de muchas instituciones y también de iglesias están
las construcciones incaicas, y sobre eso están las construcciones españolas,
¿qué afrenta es eso?
La
arquitectura hispana que se ha desarrollado o se ha extendido sobre muros
incaicos, es toda una audacia que solamente un bruto, como es el español, lo
logra. Él ha debido dejar eso, respetar eso y mandarse hacer más allá o a su
lado su propia casa de adobe, de cemento, de fierro o lo que le parezca; pero
al español le ha gustado siempre pisotear y decir: esta casa que está encima es
mejor que estos muros de acá abajo. (p. 46).
-Con
frecuencia me pregunto: ¿qué es lo que encuentran los extranjeros en el pueblo
andino? Pues ahora se dedican a investigarnos, a pronunciarse de la sociedad
tawantinsuyana, como pasado, no como presente. Ante ello, dice usted: “han
descubierto en nosotros el reciente germen vivo / de un centelleante pueblo
hacedor; / han respirado en nosotros la claridad renovante / de las
generaciones de un pueblo resistente, invencible”. ¿A este pueblo presente se
refiere?
El turista
viene y busca un indio, siempre; primero, ¿dónde hay indios?, ¿dónde puedo
encontrar?, preguntan. Porque no le interesa el mestizo, ellos saben que no ha
construido nada, que no tiene historia ¿sí o no? El mestizo no tiene nada, es
como el cholo; no podemos decir: es obra del mestizo. (…). El turista quiere
ver si este indio esclavo, que ni siquiera tiene empleo en las cosas que le ha
dejado su antepasado, puede reaccionar, y se ha dado cuenta que reacciona, que
el indio aprende, que el indio está en la mecánica, está en la agricultura,
está en todas partes; y que hay indios médicos, indios ingenieros, indios
negociantes, porque puede; entonces no está vencido, puede.